En nuestra vida diaria, seleccionamos consciente o inconscientemente las ventanas que queremos abrir, y al hacerlo, ignoramos o decidimos ocultar ciertos aspectos que también tienen sus propios comportamientos y consecuencias.

Nuestras elecciones, incluyendo las decisiones de no actuar, están influenciadas por nuestra relación con las circunstancias que nos rodean y lo que elegimos ver. Sin embargo, las consecuencias de nuestras acciones no pueden ser evitadas.

La comunidad científica ha proporcionado una amplia evidencia que muestra de manera elocuente las causas y consecuencias del cambio climático, así como los desequilibrios que afectan de manera desigual a las distintas comunidades. A pesar de esta abundante información, tanto en el ámbito público como privado, se observa una alarmante ceguera ante esta realidad y una reticencia a reconocer la magnitud y urgencia del cuidado ambiental necesario.

Esta negación, motivada por intereses y falta de conocimiento o desinformación, nos lleva a posponer los cambios necesarios para lograr una transición que aborde efectivamente el problema del cambio climático.

Es esencial que reevaluemos los límites entre lo público y lo privado, permitiendo una interacción más estrecha y la búsqueda de consensos para el uso de los recursos. Asimismo, debemos comprometernos con soluciones inclusivas que consideren una amplia percepción y escucha de todas las voces. Esta es la única forma de desbloquear la formulación de políticas y abrir el camino a acciones concretas.

El hecho de transferir la responsabilidad de resolver estos problemas a las futuras generaciones implica negarnos a reconocer que somos parte del problema. Debemos asumir nuestra responsabilidad y dejar de culpar a otros.

El cambio climático representa una amenaza sin precedentes, pero también brinda oportunidades para impulsar la innovación y el crecimiento sostenible a largo plazo.

En este sentido, hay un sector privado que ha comprendido la urgente necesidad de cambio y está desarrollando modelos de negocio y sociedades que buscan un triple impacto (social, económico y ambiental), adaptándose creativamente a este nuevo paradigma. Todos somos parte de un sistema natural que debemos proteger, y nada de esto nos es ajeno.

Existen factores concretos que están impulsando estas iniciativas, como una mayor conciencia sobre temas sociales y medioambientales, cambios en los hábitos de consumo, demanda de los inversores, regulaciones gubernamentales y presión social.

Están dadas las condiciones para construir narrativas que involucren a múltiples actores y generen conversaciones de calidad en el liderazgo y la gobernanza en todos los ámbitos. Ya existen experiencias exitosas en esta dirección, y solo a través de la co-creación de significado y propósito podremos alcanzar acuerdos institucionales sólidos, implementar acciones sostenibles y canalizar recursos para mejorar áreas clave como la movilidad social, el empleo, la educación y la salud.

El cambio climático es una realidad que requiere una acción decisiva y un liderazgo comprometido. La ceguera climática en la gobernanza pública y privada es un obstáculo que debemos superar para enfrentar con éxito esta crisis.

Ha llegado el momento de abrir los ojos, ampliar la mirada y seguir el camino del liderazgo transformador para abrazar la urgencia climática y proteger el hogar que compartimos: nuestro planeta.

 

mp

27/7/23

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