Las situaciones de crisis generalizadas en lo social, económico y ambiental están generando la toma de conciencia en la gobernanza pública y privada con respecto a la necesidad de cambios de fondo.
La sostenibilidad es materia de preocupación relevante y múltiples indicadores (obvios) la fundamentan.
Aún así las respuestas todavía son parciales.
Frente a esta realidad el sistema social convive con una crisis de representación que no canaliza con equilibrio colectivo la diversidad de intereses y su impacto: múltiples desigualdades, discriminación y exclusiones, impacto desigual del cambio climático, migraciones, etc.
Se llevan a cabo acciones parciales en política de género, económica, cultural y social, y en educación, que ponen de manifiesto la crisis de percepción generalizada de la realidad. Así, dejan sin representación vastos sectores sociales a partir del desequilibrio en la toma de decisiones que afecta finalmente a la sociedad en su conjunto.
El resultado es la expresión inorgánica visible en los conflictos sociales recurrentes de distinto alcance y trasfondo.
Abundan explicaciones y se construyen infinidad de relatos que dan lugar a estas acciones basadas en sesgos contaminados por intereses particulares.
Los avances en la creación y legislación de las sociedades BIC, B-corps, el desarrollo del sistema B y otras formas de acción en cuanto al impacto ambiental y social han surgido a partir de la falta de respuesta de las instituciones políticas tradicionales en un contexto de cambios tecnológicos y socioeconómicos. Implican una forma de canalización de recursos del sector privado hacia el bien común. Sistema B por ejemplo, tiene un cuestionario gratuito que mide las prácticas y performance en 5 áreas: gobernanza, trabajo, comunidad, ambiente, clientes. Valora de 0 a 200 puntos y exige un mínimo de 80 para certificar su cumplimiento con auditorías y renovación periódica. Actualmente hay 7070 empresas de 91 países con 161 industrias y 629.000 trabajadores abarcados por esta certificación, y creciendo. Las sociedades BIC de interés colectivo, con regulaciones legales diferentes según el país, se están desarrollando en todo el mundo. Ambos tipos de sociedades incluyen objetivos específicos en los estatutos constitutivos.
El sector privado alineado con el desarrollo de estas sociedades orientadas a resultados de triple impacto (social, económico, ambiental), se está adaptando creativamente al cambio de paradigma que contempla la imprescindible necesidad de accionar en pos de nuestra supervivencia y sostenibilidad. Somos parte de un sistema natural que debemos proteger: nada nos resulta ajeno.
La gobernanza que incluye a todos los actores e instituciones enfrenta un gran desafío en los ámbitos, social, económico y político, para generar consensos con mirada global y colaborativa, acorde con la dimensión de los problemas que afrontamos.
Omnipresencia de la política
Todo lo que nos abarca está influido por la política y se extiende más allá de los partidismos y procesos eleccionarios: las dinámicas del poder, las decisiones de gobierno y todas las políticas públicas condicionan nuestra vida cotidiana.
La participación de la gobernanza de empresas y empresarios con clara conciencia de lo que hay en juego para nosotros y las nuevas generaciones, adquiere un relieve importante para contribuir con sus recursos humanos y económicos en el desarrollo de procesos sistémicos, con propuestas en el área de las políticas públicas.
Los límites entre lo público y lo privado deben resignificarse habilitando espacios de interacción que apunten a diseñar caminos de consenso, de percepción y escucha amplia, comprometidos con el logro de soluciones inclusivas.
Solamente co-creando sentido y propósito podemos generar acuerdos institucionales de calidad, implementar acciones de sostenibilidad, canalizar recursos y desarrollar acciones concretas para la movilidad social, el empleo, la educación, la salud y en las áreas que surjan como resultado de un proceso de mejoras compartido.
Reconocer la omnipresencia necesaria de la política compromete las decisiones que tomemos como ciudadanos informados y conscientes, con enfoques equilibrados y transparentes en las relaciones que construimos, dentro de lo privado y en relación con la política. El espacio de reflexión es amplio en lo personal y social:
- Hay preguntas que nos hacen proyectarnos en el diseño de futuro y formas de vivir el presente: ¿Quién soy? ¿Qué hago en este mundo? ¿Quiénes son los demás para mí y cómo elijo relacionarme?
- En el contenido de lo que nos respondamos estriba la mirada sistémica para involucrarnos con una visión amplia y su valor actual para la gestión del tiempo presente.
Enfrentamos situaciones críticas que exigen a la gobernanza en todos los ámbitos comprometerse responsablemente y congruentemente con narrativas de cambio transformador que inspiren, motiven y aporten soluciones innovadoras y sostenibles para abordar los problemas sociales, económicos y ambientales.
- 10-7-23
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