El fotógrafo habla de sí mismo con la estética que elige; el escritor, el director de cine y el de teatro, en cómo presentan y desarrollan sus obras.
De igual manera, el orador da cuenta de sí mismo tanto en la selección de conceptos y aspectos del tema que elige contar como en la forma de hacerlo.
Cuando contamos un acontecimiento, describimos una situación, proponemos una idea, presentamos un proyecto, o defendemos una posición, en todos los casos estamos transmitiendo una historia que nos representa a través del mensaje y de cómo lo contamos. Mostramos nuestra singularidad y atributos con los pensamientos, emociones y la selección de observaciones que expresamos.
En el caso de las comunicaciones en público, independientemente del tamaño de la audiencia, la presencialidad o la virtualidad agregan variables muy relevantes propias del comportamiento escénico.
Siempre mostramos quiénes somos y no hay forma de evitarlo.
Es muy frecuente observar cómo un presentador a partir de condicionamientos de tiempo y de miradas personales, diseña los aspectos formales/mecánicos del tema que expone. Incluso cuando encubre contenidos (intencionalmente o no) con los recursos de la voz, con efectos, con la terminología y los razonamientos, muestra más compromiso con la búsqueda de aprobación y lucimiento asumiendo que transfiere un mayor valor en sus propuestas.
¿Qué impacta en la valoración de las propuestas por el público?
Este tema, complejo desde el punto de vista de la comunicación efectiva, incluye cuatro aspectos ineludibles para el orador y los mismos cuatro aspectos en la consideración del oyente. Todos actuando simultáneamente en las comunicaciones:
- El Emisor comunica:a) ¿Qué muestro de mi?; b) ¿A quién me dirijo?; c) ¿Qué digo y hago?; d) ¿Qué quiero que suceda?
- El Receptor escucha: a) ¿Quién es el que me está hablando?; b) ¿Quién considera que soy?;c) ¿Qué información me está dando? d) ¿Qué conducta pretende que tenga?
De esta dinámica en el proceso fáctico de la comunicación resultan la calidad de la influencia y del impacto en función de la confiabilidad y valor que transmite el orador. Por lo tanto es fundamental el trabajo personal de todo comunicador (todos lo somos) alineando los propios valores y creencias con la propuesta de acción que traslada a la audiencia. Esto requiere que haga foco especial en cómo transmite congruencia y sostiene lo que informa con sus acciones.
Es esencial que el orador/narrador desarrolle un trabajo de autoconocimiento y autodescubrimiento personal para alinear lo que “siente, piensa, dice y hace”.
A la audiencia siempre le llega “la historia que hay detrás de la historia que escucha”, le asigna significado de una forma u otra y de esto depende el resultado: el mensaje es la conducta que genera el orador en la audiencia.
mp
07-04-2022
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