Como personas y como parte de colectivos enfrentamos cambios paradigmáticos que nos ubican en la puerta de entrada de un laberinto esquivo de la vida. En él es fácil perder caminos y sentidos a no ser que los transitemos en presencia, conectados con lo que percibimos singularmente vital para nosotros.
Un personaje de Tute pregunta: “¿Cuánto se tarda en llegar a ser uno mismo?”
Van algunas respuestas y reflexiones.
Depende del camino y, al final, no encontramos un absoluto. Podemos disfrutar o sufrir el hecho de que el objetivo se comporte como un blanco móvil. Podemos sentir que por momentos alcanzamos un sentido integrador o que nos alejamos constantemente de él.
Ser uno mismo se relaciona con la autenticidad. Cuando sostenemos fielmente aquello que valoramos, creemos y sentimos seguramente nos conectamos con geografías humanas más amplias que lo inmediatamente cercano.
Este buceo en nuestro interior es un constante fluir entre nuestras experiencias y vivencias, entre su interpretación y la interacción constante con nuestro entorno, construyendo sentidos y formas de relacionarnos con el mundo.
Estamos inmersos en un mundo de profundos cambios. Por un lado, los cambios disruptivos y fuertemente potenciadores de la innovación; por el otro, el crecimiento de múltiples desigualdades dentro de cada sociedad en el mundo.
No alcanza con las declaraciones esperanzadoras que no se convierten en prácticas de respuesta efectiva. Se trata de habitar espacios de creatividad y de crecimiento personal generando recursos auténticos y diferenciados, que nos permitan construir tramas colaborativas inmersas en universos inclusivos.
Las polaridades crecen y dejan vacíos sin llenar acarreando consecuencias que operan naturalmente, inexorablemente. Los alertas emitidos por diferentes actores sociales pueden dar la sensación de que los estamos atendiendo, no así con las acciones resultantes de la relación entre la sociedad y la política. Si uno no quiere, dos no pueden.
¿Qué geografías socioeconómicas estamos mirando? ¿Qué congruencia mostramos entre las declaraciones y las acciones?
Algunas preguntas quedan sin respuesta positiva. El impacto de la pandemia disparó aceleradamente aspectos críticos en nuestra vida poniendo a las organizaciones e individuos en planos asimétricos en cuanto a capacidad de respuesta.
- El avance tecnológico tiene un ritmo que sobrepasa las posibilidades de adopción por parte de amplios sectores socioeconómicos
- La educación queda rezagada mientras muchos empleos quedan obsoletos y, en palabras de Harari, surge una mano de obra “innecesaria” para el funcionamiento del sistema económico
- Amplias capas quedan fuera de los requerimientos mínimos de educación: Para muchos no es posible al enfrentar necesidades primarias no cubiertas (salud, alimentación, servicios mínimos)
- Las múltiples desigualdades muestran un crecimiento que queda oculto en los promedios
- Los nuevos emprendimientos y la adaptación de otros significan un gran aporte pero no acompasan el ritmo geométrico de crecimiento en las necesidades sociales
- …
El “enojo/decepción” de las nuevas generaciones con las empresas y la realidad socioeconómica omnipresente encuentra su fundamentación cuando las disfuncionalidades en lo social exceden el marco de las organizaciones exitosas individualmente consideradas. Estas generaciones observan cómo su contribución laboral es parte de una actividad que debería contribuir con la calidad de vida. Las nuevas generaciones son inclusivas y su aparente desinterés por valoraciones tradicionales da cuenta de cambios no percibidos por la cultura predominante. Una pregunta común pronunciada por los niveles de conducción en las organizaciones es: “Cómo podemos motivar, etc. etc. a las nuevas generaciones?”. La respuesta se respondería mejor reformulando la pregunta: “Cómo podemos integrar a las diferentes generaciones en nuevas formas de acción (actualmente conviven más de 3!)?”
Hoy los relatos de marca, sectoriales, de partidos políticos, de corporaciones sindicales, de gobiernos, muestran contradicciones con el contexto fáctico general. Es preciso tomar conciencia que los éxitos individuales (personas y organizaciones puntuales) no serán suficientes para impactar en los ánimos globales.
Existen grandes agregados que requieren respuesta y esto depende de políticas amplias y consensuadas, de conversaciones que tienen que darse en el más alto nivel estratégico de naciones, empresas e intereses corporativos.
Podemos crecer y recrearnos con ideas modernas: IA, lógica ampliada, big data, etc.; pero estos son los ingredientes de un menú que debería alimentar el equilibrio en la realización de la sociedad en su conjunto.
Estamos hablando de políticas globales en las que, con responsabilidad ciudadana tanto del sector público y como del privado, los Líderes (con mayúscula!) sean parte de una misma escena compartiendo dignamente el mismo escenario.
“Narrativas de Futuro se necesitan. Dogmáticos abstenerse”.
mp
9-8-21
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