La crisis y los cambios de paradigmas

Los hechos y turbulencias en el contexto socio-económico local y  global impactan fuertemente en las capacidades que individuos y organizaciones tenemos para dar respuesta.

En esta nota propongo hacer foco sobre las condiciones emocionales y de personalidad para afrontar los cambios disruptivos en los que inevitablemente estamos inmersos.

Todos somos “nuevas generaciones inmigrantes” en esta realidad de abruptas transformaciones que eran esperadas para el más largo plazo. No alcanza con la facilidad para el manejo de lo digital.

Para avanzar con los cambios dependemos profundamente de la energía personal sostenible basada en atributos intrapersonales: recursos emocionales, alineamiento interior y propósitos que alimenten la voluntad.

¿Qué aspectos debemos considerar las personas y las organizaciones para lograr rendimientos incrementales en esta nueva realidad?

Distingo a modo de síntesis tres posibilidades de acción:

  1. Responder a la ruptura de la continuidad por imposición externa. Ejemplos:
    1. El cambio en una posición de trabajo requiere el manejo de una máquina que reemplaza lo que antes era un trabajo manual.
    1. El advenimiento de la inteligencia artificial desplaza espacios que correspondían al conocimiento (tareas no mecánicas) y exige aprender programas de computación/robotización.
  2. Previendo/observando los cambios de contexto respondemos generando con nuestra decisión la ruptura de la continuidad eligiendo un camino diferente con reaprendizaje y rediseño en función de una nueva comprensión de realidades y probabilidades del presente y futuro.
  3. No hacer nada: siempre está la posibilidad de no hacer con lo cual las consecuencias no resultan difíciles de pronosticar. Complicado ponerle a los cambios “la otra mejilla”. 

En cualquiera de las tres alternativas tenemos relatos explicativos de base que las sustentan y explican: a) los acuñados en nuestro argumento de vida a través de mandatos y educación y,  b) los aprendidos y reaprendidos en nuestra experiencia de vida cuando comenzamos a tomar decisiones. En cualquier circunstancia, tanto la posibilidad de sostener una inercia de comportamiento (a), como la de interpelarla y reeditarla (b), depende esencialmente de lo que hacemos con nuestras elecciones. El crecimiento personal se logra con un trabajo perseverante del conocimiento del sí mismo, de cómo se articulan en su esencia mis acciones y creencias. trabajar en comprenderlas y modificarlas en función de valores, propósitos y planes.

El tipo de disposición que tengamos para la acción como protagonistas activos implica la comprensión y mayor conocimiento del contexto y sus tendencias a partir de la apertura colaborativa, el aprendizaje compartido,  y el aprovechamiento de la conectividad.

Un recurso sustancial para potenciar nuestra proyección personal y profesional es ir al encuentro de las relaciones dispuestos a construir espacios de certidumbre y consenso en lugar de imponer verdades, co-crear conocimientos que evolucionan y que en cortos plazos se verán también superados.

El poder (potencial de crecimiento) radica en acompasar la velocidad del cambio, no en congelarlo declarando nuestras verdades como certezas.

Nuestros logros resultan de cómo contamos nuestras propuestas de valor y del modo congruente de insertarnos activamente en un mundo cambiante, cada vez más demandante de aportes que integren la diversidad y el liderazgo por valores en su más amplio sentido.

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Taller: Reingeniería personal y construcción de capital social

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