EL DIA DESPUES FUE “AYER”

Las conversaciones públicas muestran opiniones e información de diversas fuentes (¡con variados fundamentos!) a partir del impacto y múltiples resonancias de la pandemia. Algunas de ellas:

  • cómo protegerse y proteger
  • orígenes y pronósticos sobre el virus y su evolución
  • “geometrías” aplicadas al virus (curvas, achatamientos, aplanamientos, etc.)
  • posibles curas (hasta las de inyectarse desinfectantes, ingerir alimentos calientes, etc.)
  • entretenimientos (gimnasia, prácticas sexuales a distancia, regímenes, etc.)
  • capacitaciones, podcasts y webinars de todo tipo
  • pronósticos sobre lo que permanecerá, lo que se abandonará, lo que comenzará
  • paneles de opinión con rangos de interés amplios y versátiles
  • artículos y notas con miradas políticas, sociales y económicas
  • artículos y notas sobre organizaciones, futuro del trabajo, el liderazgo y su proyección a futuro.

La opinión/reflexión que quiero compartir tiene que ver con lo incierto de esta crisis y sus sombras: aquello que para mí no tiene la presencia que haría falta en “el hacer”.

Esta crisis se diferencia de otras por su singularidad histórica: ocurre en un contexto de recesión global, carece de liderazgo coordinado, acentúa las desigualdades existentes, nos sumerge en una situación socio-económica y política de extrema vulnerabilidad.

En el marco de las expresiones referentes a lo empresarial y al liderazgo observo hoy 4 tipos de declaraciones prevalecientes:

  1. Recetas y fórmulas de comportamiento para las marcas y líderes con respecto a mercados y miembros de la organización
  2. Información de “lo que estamos haciendo” sobre algunos de los puntos enumerados al comienzo
  3. Casos de éxito (la crisis como oportunidad)
  4. Declaraciones generales advirtiendo sobre los efectos de la aceleración de los cambios socio-económicos, las desigualdades, el estado de vulnerabilidad de desocupados y grupos sociales excluidos (sobre “lo que debería hacerse algo…”).

A partir de estas expresiones deseo destacar que el mercado de las organizaciones está sumamente golpeado y que los mismos líderes, especialmente de las pyme, están sufriendo a consecuencia de los cierres.

Muchas de las recomendaciones que leemos y escuchamos (flexibilidad, contención, asertividad, capacitación para el futuro del trabajo, actitud emprendedora, etc.) difícilmente sean viables para quienes hoy están afectados por la situación económica, para los que quedaron y quedarán excluidos del sistema.

Otra observación: en general estas recetas y recomendaciones tienen como destinatario al management que interviene en la gestión diaria pero dejan afuera de su alcance al nivel del Directorio y Accionistas que son vitales en la definición de políticas y cultura.

Creo llegado el momento en que todos los líderes de instituciones, empresas, corporaciones, la política, en todos los niveles desarrollemos conversaciones inclusivas que exijan ampliar la mirada sobre el futuro (presente) de nuestro sistema socio-económico para propender a la inclusión basada en el desarrollo y en la distribución de riqueza productiva, no de pobreza administrada.

Aplaudo a los webinars, podcasts, artículos, etc., que constituyen excelentes aportes y sugiero comenzar conversaciones que incluyan concretamente la acción a partir de una agenda de soluciones para toda la sociedad transitando un camino inclusivo de recuperación.

Las Public Benefit Corporation (PBC) constituyen una posibilidad para legislar un marco regulatorio que incorpore las voces de todos los intereses relacionados con la producción y servicios.

Comparto un cuento: “Así como el Pez” (Anthony de Mello).

“Un gran gurú de Oriente hablaba a un grupo de ejecutivos.

Dijo: -así como el pez muere en la tierra seca, ustedes morirían si quedaran enredados en los asuntos del mundo. El pez debe volver al agua, allí es donde vive. Ustedes deben volver a su propio corazón.

Entonces los ejecutivos dijeron: -quiere decir que debemos abandonar nuestro negocio y entrar a un monasterio?

-No, no, dijo el gurú. No dije entrar a un monasterio, continúen con sus negocios y vuelvan a su corazón”.

¡Yo agregaría en esta recomendación de retorno al corazón, la convocatoria al resto de los actores además de los ejecutivos!

Mariano Pupkin- 18/6/20

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