La abrupta disrupción del C.19 puso en primer plano y en un instante las grandes contradicciones, exclusiones y polaridades vigentes en nuestro ecosistema humano. Oculto entre las sombras explicativas de esta “normalidad” preexistente hoy hablamos del retorno a una “nueva normalidad” cuando superemos el asedio del virus.
¿Sería más realista apelar a nuestra responsabilidad creativa y repensarnos inmersos en una constante “anormalidad”? ¿Del hábito de acostumbrarnos a las crisis dejamos de ver cómo se nos presentó de golpe la “anormalidad” en forma de virus, entre otras?
El “día después” viene ocurriendo hace tiempo y hoy se muestra como impacto socioeconómico, incremento de las exclusiones, estanflación, quiebras, desocupación, desigualdades, bolsones de pobreza, trastornos psicológicos, mortalidad, luchas por el poder local y global.
Todo esto ocurre en el contexto dinámico de innovación tecnológica y progreso imparable que avanza vertiginosamente abriendo horizontes apasionantes también. ¿Cómo lo aprovecharemos? ¿Todos? ¿Cuántos? ¿Quiénes?
Los acontecimientos nos muestran cómo la realidad no nos interpela con palabras sino con situaciones bien fácticas y reales, incontrastables. Los promedios estadísticos dan cuenta de una distancia entre sus extremos de cálculo con números que no resisten ser edulcorados para evitar que suframos finalmente las consecuencias de lo que ocultan.
El impacto de la pandemia produce hoy y a futuro un cambio de estados de ánimo y emociones que requiere consideración profunda y superar el quedarnos en las simples declaraciones y nominalizaciones estáticas como, por ejemplo, “enfrentamos un cambio de paradigmas e incertidumbre”. Entonces, ¿ qué sigue!? Expresarlo solamente tranquiliza tal vez a quien lo dice pero, visión sin acción es soñar despierto, acción sin visión es pesadilla. El ecosistema emocional-psicológico sobre cuya base tomamos decisiones afronta un temblor sísmico que lo conmueve.
El impacto del Covid y sus consecuencias tienen una escala global indudable y llegó el momento en que las corporaciones, los científicos, las empresas, la sociedad, la política, todas las instituciones superen intereses sectoriales.
La situación amerita conversaciones con calidad de conciencia, que partan de la base de que “todo el mundo fuera de mí no sólo me concierne sino que me constituye”. (J. Llimona). Necesitamos compromiso con la asertividad para desenmascarar la omisión, ignorancia (intencional o no), la sordera y ceguera selectiva, los silencios cómplices negadores de los desgarros constantes y de las exclusiones que hoy claman por atención en nuestro ecosistema humano con potencia sincrónica.
¿Cuáles son los desafíos para el liderazgo? La respuesta varía según la amplitud de mirada sobre los patrones sistémicos, que venimos considerando en forma aislada y limitados a temas puntuales. Si bien estos aportes son de innegable valor, una mirada más amplia impone la necesidad de generar conversaciones de calidad, inclusivas de los grandes temas que hoy se ponen de relieve. La caída de las mega-explicaciones en la “posmodernidad” produjo también una ceguera cognitiva (¿intencional?) con respecto a la observación de patrones sistémicos amplios. Distracciones de alto costo que el equilibrio sistémico necesariamente cobra.
Son valorables los webinars, conferencias, discursos, paneles, podcasts, posteos, notas, arte virtual, el trabajo de contención que llevan adelante empresas, gobiernos, instituciones, el ejemplo de los actores que ponen en riesgo sus propias vidas salvando las nuestras.
En efecto, es necesario repensar lo ocurrido, mirarnos con cara al futuro y trabajar en función de decidir qué debemos mantener, qué cambiar, qué abandonar.
Por lo tanto: ¿Cómo empoderar un futuro inclusivo? ¿Cómo subir a la sociedad en este viaje? ¿Cómo nos renovamos? ¿Cómo influimos, persuadimos, consensuamos? ¿Qué historia queremos construir y poder contar? … Y ¿Qué pasaría si no lo hacemos? La realidad ya nos está dando una muestra elocuente. ¡El futuro ya ocurrió!
La mejor época para plantar un árbol fue hace veinte años, la segunda mejor época es…¡ahora!
mp
5-6-20