La situación de enfrentar a la audiencia viene acompañada de emociones que compiten contra la calidad de la conexión.

Los oradores se encuentran en diversas situaciones en las cuales se ven tomados por emociones que generan energías que distancian del logro esperado, ya sea por la ansiedad de hacer una buena presentación como así también para agradar, causar impacto e influir.

En esta nota nos referiremos a una expresión que escuchamos: decir repetidamente “lo que a uno le pasa es…”.

Asumiendo que el orador tiene la intención positiva de incluir, consciente o inconscientemente, al considerar automáticamente a la audiencia como parte de su forma de ver y sentir incorpora también dentro de los límites de su propia mirada a quienes no coinciden con ese punto de vista. Describe una realidad “general” que no es tal. Hay personas que quedan afuera del discurso ya que el orador está acotando implícitamente la posibilidad de elección/participación en el relato que presenta.

La realidad es que algo “me pasa…” (¡a mí, no a uno!) y los demás deberían sentirse en poder del libre albedrío para decidir involucrarse o no en “mi” forma de transitarla.

Las reacciones a este tipo de expresiones son diversas, habrá quienes con respecto al “UNO”:

  • coinciden y se suman a lo que escuchan del orador
  • coinciden, se suman, pero íntimamente sienten que igualmente algo les es impuesto
  • pierden conexión por reaccionar negativamente a lo que escuchan como una declaración de certeza/verdad: se autoexcluyen de involucrarse con los contenidos
  • otras…

En nuestra opinión este tipo de consideraciones son relevantes para la construcción de la identidad pública y marca personal, porque limita en varios sentidos el alcance de la influencia.

Si yo explico cómo las cosas son y deben ser entendidas, por más que suavice con expresiones adicionales como “esta es mi opinión… mi forma de ver, etc”, el uso del “lo que a uno …” ya deja un impacto que podemos evitar.

El público, las audiencias de los diversos medios, el mercado, quieren cada vez más: ELEGIR.

Un camino posible es, con respeto de las singularidades en la audiencia: escuchar, mostrar, invitar, fundamentar, compartir, emocionar, conectar, resonar, consonar….INFLUIR Y SER INFLUIDOS.

Mariano Pupkin

Ilustración: Juan Sanabria – @jusanabart

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