Los logros que consideremos como éxitos en lo personal y profesional dependen de la forma en que nos relacionamos con las personas adecuadas.
La mayoría de las personas actúan generando conexiones pensando en lo que pueden obtener en lugar de lo que pueden aportar a los demás. Una red no tiene valor por coleccionar datos, información, sino a partir de construir relaciones de valor, sostenerlas y profundizarlas en el tiempo, soltando aquellas en las que el vínculo pierde relevancia.
Existen básicamente 5 bienes de intercambio que deberían estar en equilibrio en cualquier relación: tiempo, información, reconocimiento, afecto, bienes materiales.
Recomendaciones para construir la red y nuestra identidad pública (marca personal):
- Tener en claro, definir y planificar las conexiones que deseamos desarrollar. Ir más allá de los círculos fácilmente cercanos ampliando la red.
- Verificar que estas relaciones pertenezcan a espacios con los que no tenemos conflicto de valores.
- Definir la red (cantidad) en términos de aquellas conexiones a las que podemos asignarles tiempo de atención dentro de plazos no mayores a 30/45 días, con una organización de prioridades y un sistema que permita hacerlo personalizado.
- Construir la red sobre la base de nuestro aporte de valor en primer término, impulsando nuestra marca personal con la convicción de ser oferta en función de nuestros talentos.
- Aportar valor facilitando contactos entre personas de nuestra red.
- Utilizar el tiempo solamente en personas y espacios con potencial para contribuir recíprocamente a nuestro desarrollo personal y profesional … preservando las posibilidades de aportar valor en relaciones fértiles.
La amplitud, la profundidad, y la calidad de nuestras relaciones determinan el alcance de la influencia y la cercanía con nuestros logros.
Mariano Pupkin
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