Mi trabajo es hablar, el de ustedes escuchar. Si terminan antes … avísenme por favor!
(Herschfield)

Comenzamos el discurso, tenemos pleno conocimiento de lo que queremos transmitir, desarrollamos ideas, agregamos ideas, nos parece que tenemos que insistir con más ideas, explicamos de una forma y otra, con nervios captamos una mirada que nos sigue en lo que decimos y entonces… una, dos ideas más, una explicación más…un cuadro, un gráfico. Pero en algún momento…estas buenas intenciones no se ponen de acuerdo con lo que queremos lograr: nos apuramos para terminar y, como queremos completar lo que trajimos, corremos para hacerlo.

Nos fuimos por las ramas y el público se pierde (¿?)… NO!! Lo perdimos nosotros!

Qué podemos hacer? 6 conceptos clave.
1. Asignarle la importancia a la/s idea/s que queremos transmitir y no a la presentación de lo que queremos transmitir
2. Tener clara la cantidad de ideas que podemos transmitir en el tiempo asignado
3. Definir la idea central (through line) que será la columna vertebral que une los conceptos que vamos a exponer
4. Definir la causalidad de los conceptos, su cronología, y oficiar de guía del viaje de descubrimiento que proponemos.
5. Utilizar alguna herramienta como dinámicas, demostraciones, historias (Storytelling) que despierten interés en vivir la experiencia que proponemos en nuestra charla.
6. Concluir claramente la presentación

Debemos tener en claro que el verdadero premio por nuestra presentación proviene esencialmente de la eficacia con que transmitimos las ideas. La calidad estética y precisión las utilizamos para potenciar el destino de la propuesta de nuestro mensaje.

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