Estas reflexiones no pretenden atacar posiciones políticas sino aludir a la ética que subyace en los relatos y que sirven como input para reflexionar sobre el liderazgo en las organizaciones y en general.
En el contexto de las comunicaciones políticas (de todo color) aparecen comentarios con respecto al lenguaje corporal, verbal y no verbal de las apariciones públicas: positivos y negativos.
Los análisis de los patrones de comportamiento son relevantes. Deseo agregar una mirada que recomiendo sea también foco en dichos análisis: preparación, entrenamientos de los oradores y diseño de sus estrategias de visibilidad.
Cuando decimos que tal o cual parte del discurso “quiso reflejar”, “apoyó con firmeza una idea”, “quiso motivar”, etc. remitiendo a la comunicación verbal y no verbal, hay un aspecto para mí previo: en qué contexto y para qué públicos comunicamos?
- ¿Qué pasa cuando por un motivo u otro las reacciones del medio no responden al mensaje?
- ¿Qué pasa cuando escuchamos “certezas”, “pedidos” que resultan inverosímiles dadas las reacciones del mercado?
- ¿Qué pasa cuando los relatos coyunturales son incongruentes con el “archivo de relatos” y, por lo tanto con el discurso social?
- ¿Qué escucha está faltando o está sesgada por explicaciones parciales? (las responsabilidades siempre están en otro lado!)
- ¿De qué no se habla públicamente y que al mismo tiempo da cuenta de las “sombras del lenguaje”? Porque, en realidad, se habla igual aunque se pretenda que lo no hablado quedó neutralizado.
Todo esto referido al ámbito público (TV, periódicos, radio, entrevistas…).
¿Qué ocurre en el ámbito de las organizaciones privadas? Exactamente lo mismo con una única diferencia: la economía actúa espontáneamente, el capital humano elige otros caminos que tienen costos a partir de otras reacciones: falta de motivación, ausentismo, turn-over, “in-coordinación” de acciones…
La credibilidad se gana siendo consecuentes, hablando de la realidad en la que se comporta el sistema, fundamentando y explicando con verosimilitud. El capital humano en las empresas, en todos los niveles, requiere autenticidad y congruencia. El liderazgo “de personas” no es “administración de cosas” y la canalización sinérgica de energías para consensuar acciones colaborativas necesariamente pasa por la conexión y transparencia con sistemas de valores.
Exige compromisos y responsabilidad más allá de la comunicación no verbal congruente del momento.
Qué historias cuentan la organización y sus líderes? Qué historias cuentan los empleados, clientes, proveedores… (stakeholders)? Qué acciones dan cuenta de los relatos?