Propongo bajar todo lo posible el umbral crítico y hacernos preguntas acerca del poder, desafiando las opiniones que automáticamente suelen surgir.
Tradicionalmente, junto con otros conceptos, esta palabra ha tenido mala prensa. Se la relaciona en general con objetivos de dominación, discrecionalidad, maltrato, ambición (otra palabra con mala prensa), agresividad, relaciones ganar- perder, impunidad, egoísmo, acuerdos espurios.
Qué pasa si consideramos el poder asociado con la potencia, como capacidad de generar consensos con respecto a ideas concretables?
Esto implica generar posibilidades sostenibles en el tiempo convocando voluntades, generando consenso y potenciando los talentos singulares de quienes se suman a dichas propuestas.
Esto ocurre sobre la base ética de reconocer legitimidad respetando al otro y construyendo en conjunto ante las necesidades de colaboración y cooperación cada vez más relevantes en las redes de trabajo actual.
En estas condiciones, el poder es un reconocimiento positivo de nuestras propuestas y opiniones en los pensamientos y emociones del otro motivando su participación activa.
Se trata de 3 aspectos:
- Poder que asumo
- Poder que se me reconoce
- Contexto
Vemos y vivimos a diario situaciones en las que el destacarse de un conjunto es tomado como algo negativo cargado de una intención asociada al deseo de obtener exclusivamente beneficio propio. No negamos que esto suele ocurrir, pero sí negamos que esto caracterice al poder como algo propio de su condición. En todo caso, puedo oponerme haciéndome cargo del poder que me corresponde confrontando con ideas y no calificando la identidad.
Nacimos diferentes, somos seres únicos y, desconocer este hecho, lleva a neutralizar el lugar de nuestra mayor potencia donde reside justamente aquello que nos hace singulares.
Desde este punto de vista, negar el poder es negar la posibilidad de manifestarnos con autenticidad expresando visión, valores, talentos, capacidades, personalidad, pasiones que constituyen la mayor contribución que podemos brindar en el curso de nuestra existencia a nuestra red de vinculaciones.
No estamos hablando de ponderar el individualismo sino sostener los derechos del individuo a manifestarse plenamente. La riqueza del poder surge de este entramado de singularidades construyendo compromisos y coordinando acciones.
Estas consideraciones ponen de relieve la calidad de los compromisos que los líderes deben asumir en términos de su coraje en su auto-exposición promoviendo este tipo de miradas sobre el poder propio y de terceros.
El proceso de construir la identidad como marca (BrandTelling) hace foco en el desarrollo de estos recursos y capacidades para un liderazgo visionario y con el poder de influir y guiar. Un liderazgo distribuido en un abanico y cruce de talentos que están en condiciones de definir objetivos consensuados, abarcativos del conjunto y sostenibles en el tiempo. Poder que surge de ser uno mismo.
Habilidades Ejecutivas y BrandTelling