Leí en una nota la renovada preocupación por incorporar talento en las organizaciones.

Aludía también a un indicador que daría cuenta del mismo: (acción+capacidad) x compromiso, resultante de la incorporación de la inteligencia emocional como aspecto esencial agregado a las capacidades.

Adhiero a la relevancia de los componentes de la fórmula pero destaco que en mi opinión es que la potenciación del talento ocurre en un medio en el cual el desarrollo de talentos es parte de la forma de ejercer el liderazgo y, por lo tanto, parte inescindible de la cultura organizacional.

En tal sentido, las acciones no se limitan a contratar talento sino a desarrollarlo, generando adhesión compartida con una visión y misión convocantes, motivadoras de la singularidad e irrepetibilidad que puede aportar cada individuo.

La alineación de propósitos y el tejido de narrativas comunes, construidas en conjunto, generan compromiso creando tramas de sentido compartido que llaman al aporte de lo mejor en la comunidad organizacional.

La inversión en procesos de estas características impactan directamente y en forma positiva en indicadores de gestión: clima emocional, equipos de alto rendimiento, desarrollo de talentos y liderazgo, innovación y creatividad entre otros.


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