Como ejecutivos, empresarios, emprendedores, profesionales llega el día en que nos seleccionan para una presentación. Allí se disparan todo tipo de pensamientos y emociones dependiendo del público y referentes que estén involucrados (jefes, pares, profesionales, clientes….) que en mayor o menor medida esperan resultados. Este es el juego en las organizaciones.

Entonces nos ponemos a preparar el discurso y aparecen más dudas:

¿Aprendo de memoria?

¿Sigo un PPT?

¿Leo el discurso?

¿Paso un video?

¿Cito frases de texto?

¿Voy con poca preparación porque el tema lo conozco?

¿…………………………….?

Llega la hora de la presentación y la suerte suele ser dispar. Generalmente aparecen los nervios , damos el discurso olvidando temas, recurrimos al papel y/o al PPT, damos la espalda al público y leemos, la voz tiembla y se hace monocorde, la boca se seca, transpiramos, movemos manos y cuerpo, nos trasladamos nerviosamente……..queremos terminarlo cuanto antes…..y también dudamos al concluirlo.

La conexión que deberíamos tener con el auditorio no existe o se pierde: tenemos poco tiempo para captar la atención y sostenerla. Nos felicitan al terminar, en el mejor de los casos, pero íntimamente sentimos que fue……..generosidad, indulgencia… no les creemos, nuestra sensación interna nos dice otra cosa.

Todos estos son resultados que nos alejan de lo que profundamente deseamos y podríamos lograr. También aleja de lo que se espera de alguien (referente) que propone una idea de valor. “Zafamos”: en lugar de influir e impactar perdemos oportunidades. Elegimos evitar la exposición en lugar de buscar activamente posibilidades y generar visibilidad. Nuestra autoestima sale a pagar esta cuenta de alto costo personal …. y esto se hace observable.

El camino inexorable de superación de estos obstáculos consiste en entrenar en técnicas y autocontrol emocional, comportamiento escénico, lenguaje corporal y verbal, organización del discurso y ….. practicar, practicar, practicar, grabarse, ensayar, recibir feed-backs.

La capacidad para hablar en público tiene un relevante impacto en la obtención de éxitos en cualquier área de la vida consolidando confianza, seguridad en nosotros mismos y generando identidad pública basada en nuestros talentos.

También pone en juego una profunda responsabilidad ética: la oratoria de alto impacto integrada con Storytelling es generativa, resonante y trascendente.


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