El concepto del precio y el valor de oferta en los productos y en las marcas personales.

Hay 3 estrategias generalmente aceptadas en cuanto al Pricing (fijación de precios): a) basadas en el análisis de los componentes del costo; b) comparación con la competencia con similares productos y servicios; c) el valor que podemos asignar basándonos en lo que el cliente está dispuesto a pagar por lo que ofrecemos.

La estrategia más lógica y recomendada es la tercera, el valor que asigna el cliente, porque es el que incorpora nuestra posibilidad de ofrecer algo diferente y relevante durante el tiempo en que podamos mantener estas cualidades. Aún así, es de las más difíciles de implementar, también en el área de servicios.

Si bien existen varias causas asignables a esta dificultad, me quiero centrar en una que es muy sensible al posicionamiento y gestión de una marca personal (Self Brand), sobre todo en el caso de ejecutivos medios, profesionales que se proponen desarrollar en actividades independientes a otros niveles, y emprendedores que encaran un negocio.

Me refiero a la dificultad de asumirnos como oferta de valor ante nuestros públicos. Constituirnos como oferta implica un proceso de aprendizaje, de búsquedas, de prueba y error, hasta que encontramos la diferencia que nos torna relevantes. Existe un valor de plaza para servicios y productos de determinado orden; pero el precio de algo único y diferente lo pone quien lo posee.

Qué es lo que hace diferente a una marca personal con respecto a otra?  a) El valor agregado que implica el vínculo con el cliente, con el mix de necesidades concretas que satisface entre lo funcional y lo emocional (necesidad y deseo en términos psicológicos); b) La forma única en que desde nuestra identidad podemos establecer diferencia, relevancia y consistencia agregando valor con standards que sustenten esta valoración, desde nuestra singularidad.

Y esto implica la búsqueda, aprendizaje, capacitación y entrenamiento contínuos. Valorarnos y ser valorados como oferta  es un compromiso de vida con capacidad autogestiva de auto-observación y testeo regular del  cumplimiento de la promesa de marca con todos nuestros públicos clave.

Ser oferta como marca propia (Self Brand) significa también un compromiso más allá de lo profesional. Si nuestra marca está basada en los componentes de nuestra identidad, tanto el éxito como nuestra satisfacción y la de nuestro entorno, estará directamente relacionada con ser más de nosotros mismos, no menos.

Desde este lugar de solidez y convicción podemos, también,  pedir un precio que será la medida económica de lo que aportamos, sabiendo que no seremos oferta para todo el mundo (en lo personal y en lo profesional) ni que todo el mundo es elegible por nosotros para recorrer nuestro camino. Pero la influencia se hace sentir igualmente en quienes no han compartido una transacción con nosotros: nuestra identidad pública se construye también sobre la base de públicos indirectos con quienes no tuvimos relación directa y que conocen de nosotros a través de nuestras acciones.

MP

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