Nos definimos y definimos automáticamente a las personas de acuerdo a los roles que desempeñan profesionalmente. Es – profesión -; soy – profesión -.

¿Quién está detrás de lo que hago? ¿Quién es el que hace lo que hace? En el quién se esconde el arquitecto de lo que hacemos, para qué y por qué lo hacemos. También en el quién está contenida la fuerza o la debilidad con que podemos sostener acciones en el tiempo.

Citamos a continuación un escrito anónimo que tomé de Marshall Rosenberg, “La máscara”, metáfora de la alienación que significa desconectarnos del “quién soy”.

“Siempre tenía una máscara en la fina mano sostenida, siempre una máscara delante de su rostro.
La mano, en verdad, sosteniéndola grácil, cumplía su función. A veces no obstante, había un temblor, un tenue espasmo de los dedos, tan leve, tan leve, ¿al sostener la máscara?.

Años, años y más años estuve preguntándome sin atreverme a decirlo, hasta que al fin, armándome de valor, miré detrás de la máscara. Pero no encontré nada: no había cara.
Ella se había convertido en una mano, sólo una mano, una mano que sostenía una máscara….con mucha gracia”.
mp
21/11/2011

Comparta esta publicación!