A pesar de la infinidad de lanzamientos de libros, artículos, publicaciones, cursos, talleres de autoayuda, marketing y  liderazgo, que definen las reglas del éxito: qué es lo que motiva la brecha entre la propuesta y los resultados que se obtienen?

Hay una distancia entre el saber y el hacer; hay una distancia entre decidir y hacer, por más que el proceso decisorio sea parte del proceso único de la acción.

Es preciso ser conscientes de que los consejos y recomendaciones aluden a la posición de alguien que está afuera del problema, como observador dueño del saber. Quien debe actuar es el sujeto en primera persona, lo cual implica el desarrollo de recursos y energía propios para encarar y sostener el camino de las acciones que lleven al logro.

Cualquier plan personal que no está asentado sólidamente en fortalezas de nuestra identidad: principios y valores, capacidades, pasiones, personalidad alineados y armónicos con los objetivos, no tiene posibilidad de éxito sostenible en el tiempo. La cosmética del marketing y las comunicaciones no resuelven las limitaciones de la inautenticidad y, por ello, el camino del autoconocimiento y el autodesarrollo encarados con profesionalidad son vitales para lo que definamos como éxito para nosotros y que sea valorado por nuestros públicos objetivos. En esta forma de hacer aparecen obstáculos que en general provienen de conductas adquiridas en nuestro desarrollo familiar y social y que se convierten en obstáculos para la realización de objetivos satisfactorios. Un tema central entonces, estriba en focalizarnos transformadoramente en el autoconocimiento y competencias emocionales impulsoras del cambio y efectividad a partir del reaprendizaje de comportamientos funcionales con nuestros propósitos.

MP

Comparta esta publicación!