El camino que propone el compromiso con nuestra identidad como marca, nuestra self brand, requiere la fuerza de la pasión como base para sostener en el tiempo la responsabilidad que implica. Comparto un cuento metafórico sobre esta mirada.
Un anciano peregrino recorría su camino hacia las montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno. De pronto, se puso a llover.
Un posadero le preguntó: “¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre”?
Y el anciano respondió alegremente: “Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirme”.
A. de Mello