En una conversación grupal referida al Self Branding expresé mi opinión de que personajes como Gandhi, Obama, Madre Teresa, Mandela eran marca.

Uno de los presentes no coincidió con esta calificación, a partir de lo cual hubo un intercambio de opiniones que intento resumir a continuación. Igualmente invito a que  completen y aporten sus comentarios si algo hubiera sido omitido o distorsionado.

La observación en desacuerdo planteaba que el concepto marca resuena como comercial y no sería aplicable a los casos mencionados; más específicamente refiriéndose a Gandhi, Madre Teresa y similares.

En mi opinión, el contenido que asigno a la palabra marca excede los aspectos cosméticos del marketing, slogans, diseños de imagen, etc. cuando se trata de reflejar las cualidades inherentes a la esencia de lo que representan. En este caso hablamos de personalidades salientes en cuanto a valores, creencias, capacidades, características personales y más importante aún, acciones que reflejaron y reflejan alineamiento entre todos estos niveles constitutivos de su Ser (Self).

Adoptar la propia identidad como marca adquiere otros relieves en la época que estamos atravesando. La explosión de la tecnología relacionada con las comunicaciones nos pone necesariamente frente a otras formas de participar e influir en la vida. Las posibilidades de elegir y ser elegidos en función de nuestro modo de inserción en la red social convoca a todo aquello que nos expresa como únicos, nuestros talentos, en forma más abierta y auténtica.

Y en este sentido, lo más profundo y auténtico que nos caracteriza es nuestro propio Ser en la singularidad que nos hace irrepetibles. Como alguien dijo: “lo único diferente somos nosotros, lo demás está todo inventado”.

El camino de aprendizaje del Self Branding implica definir el alcance con el que queremos “estar siendo” nuestra identidad, día a día. A mayor compromiso, mayor necesidad de auto-observación y trabajo sobre valores, creencias, capacidades, características personales, competencias; también es mayor la proyección del impacto de nuestra posible influencia.

Ser marca significa el compromiso diseñarnos y construirnos como agentes de cambio y transformación: ser más de nosotros mismos en acción. Con esta mirada, nuestra presencia activa se transforma en oferta de valor para los demás, en directa relación con lo que nuestra singularidad aporta. Nos pone en el rol del protagonistas como “responsables hacedores” a cargo de nuestras acciones en el tiempo y espacio en que nos toca vivir.

El trabajo que para ejercer influencia desarrollamos en cuanto a imagen, comunicaciones, etc. es parte del proceso de alineamiento. En efecto, el continente debe tener relación y potenciar la expresión del contenido. Las grandes acciones sociales y comunitarias también requieren fondos para plasmarse en hechos concretos y, para ello, no alcanza con declarar intenciones: hacen falta comunicaciones efectivas.

Considero importante destacar que si asumimos una postura “vergonzante” con respecto a lo que tiene que ver con lo económico y financiero en las causas de fines sociales, limitamos contradictoriamente la materialización de nuestros valores.

Desde esta posición creo que tenemos la obligación de resignificar en otro rango valorativo conceptos como “venta”, “posicionamiento de marca”, “marketing”, “promoción, etc. Estos conceptos son reflejo de acciones cuya finalidad no está incluida en ellos mismos sino en quien define objetivos y para qué los utiliza como herramientas.

Las personalidades que señalamos y dieron lugar a las opiniones de esta nota fueron grandes comunicadores, cada uno con su estilo. Y pudieron hacerlo porque tenían algo propio para comunicar, y lo hicieron efectivamente.

mariano pupkin

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