Recurrentemente en las conversaciones sobre liderazgo aludimos a la incertidumbre que impone la velocidad del cambio. Diferentes autores y pensadores fundamentan con diferentes posturas filosóficas sus opiniones en cuanto a cómo pararse frente a esta “realidad”.

En general hay coincidencia en cuanto a que el abordaje Cartesiano propio de la racionalidad moderna como mirada, no es un modelo funcional a las necesidades del presente.
Veamos como ejemplo el enfoque de víctima (resistencia) o protagonista (aceptación) utilizado frecuentemente como modelo para entender el conflicto al enfrentar un evento/obstáculo. En mi opinión es un modelo de abordaje válido y fundamentado en tanto asumamos que los componentes de ambas posiciones se entremezclan en estado no puro en cada una de las decisiones y acciones cotidianas.
Las creencias limitantes que favorecen la resistencia viven en permanente (¡inmanente!)contradicción con sus opuestos que favorecen la aceptación: los juicios conservadores construidos en la experiencia del sujeto, con aquellos que proyectan a construir un estado deseado de bienestar y/o enfocado al mismo; las emociones de un tenor u otro con aquellas que si bien despiertan temores (incomodidad) sabemos necesarias para salir de un estado actual no satisfactorio.

La posición de aceptación implica que no solamente desde el discurso aceptemos los componentes disfuncionales como integrantes de nuestra subjetividad. Que los tomemos como conductas inherentes a nuestro ser, no como males “a combatir” y “erradicar”. Reitero mi opinión de que si bien este comentario es aceptado desde el discurso, es común encontrar en el lenguaje verbal, para verbal y no verbal, la actitud de darnos cuenta de algo negativo que quisiéramos no tener (en lugar de integrar y superar positivamente). Frecuentemente esto resulta en que “superar” un obstáculo se asocia con “eliminarlo”.
La técnica de integración de partes de la programación neurolingüística justamente aborda este tema con una simple pregunta de base a la que no siempre tenemos en cuenta: ”¿Cuál es la intención positiva de este …. (comportamiento, acción, etc.)? Parte de la base que al desarrollar determinada acción lo hacemos por algo positivo para nosotros; nos estamos haciendo cargo de algo que para nosotros tiene signo positivo en su origen, y que resulta en una disfuncionalidad posterior.

El objetivo de esta nota es traer a la reflexión las oportunidades en que perdemos coherencia entre nuestra línea y posición de pensamiento y su puesta en práctica cotidiana. Esto bloquea posibilidades al juzgarnos y juzgar acciones e individuos poniéndonos, más o menos conscientemente, en la búsqueda de certezas; en la neutralización de la incertidumbre en lugar de incorporarla como potencia soporte de juicios y opiniones para nuevas acciones que nos incluyan en nuestra totalidad (que incorpora también a la singularidad de los demás).

Hace unos días asistí a una presentación del libro de Ignacio Bossi: Subjetividad, la llave del conflicto. Ignacio inició su discurso lanzando tres preguntas al auditorio.
Cito ahora la primera de ellas (no literalmente).”¿Qué pasaría si mañana a todas las personas con las que nos relacionamos, por ejemplo nuestra pareja, les decimos: a partir de hoy en todo lo que yo te diga no tengo razón, lo que te diga no es cierto”. La propuesta de Ignacio recalcó el compromiso de vivir este concepto plenamente: no habría certezas sino caminos consensuados y compartidos desde una posición consciente y declarada, previa a cualquier conversación con los demás. Así, planteó el conflicto, tema central del libro, como oportunidad de construir posibilidades en el encuentro con los demás. El conflicto como necesario y positivo, no como una amenaza a evitar.

Agrego yo otra pregunta: ¿esta mirada nos pone en la duda permanente? ¿algo que paraliza?, o, ¿es fuente de poder (en el sentido de potencia)?. En mi opinión, es fuente de poder, sobre la base de otro compromiso en relación a las calidades de nuestro vínculo con los demás, a nuestro “estar siendo”. Una posición ética cotidiana de aceptación.

Y refiriendo esto al liderazgo la propuesta es generar estados de conciencia que habiliten la confianza y escucha activa desde posiciones de no certeza. Construir y articular acciones que enrolen voluntades y se constituyan en caminos de auténtico desarrollo de talentos (singularidades).

¡Y todo esto que expresé no es verdad! ¡Necesito subjetividades opinantes!
mp
07/09/2010

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